Con un tiempo más primaveral que de esta época del año, el domingo 14 de noviembre iniciábamos la segunda de las rutas de esta temporada también atípica. Esta vez con destino a la población de Cabañas del Castillo, en pleno corazón de la Sierra de las Villuercas, de escarpados picos y angostos valles.
Llegados al collado de los Zahurdones el sendero se convierte en una amplia pista rojiza. En este punto atravesamos la Sierra del Alcornocal, pasando de un lateral del mismo al otro. El collado se sitúa entre la Peña Buitrera y la Peña María. Con este paso de un lado a otro de la sierra dejamos la vertiente que da al río Berzocana para pasar a la Garganta de Santa Lucía, en cuyo fondo discurre el río del mismo nombre.
En la falda de la Sierra de la Ortijuela se puede apreciar los altos muros y picos que dan el gran atractivo a esta Sierra singular. Llegados a lo alto del camino decidimos hacer la parada de los andantes para tomar fuerza con el bocadillo, aprovechando unas espectaculares vistas en uno de los miradores.
Llegamos al puente que cruza la Garganta Santa Lucía, construidos con dos ojos desiguales sobre pizarra, material muy abundante en la zona. En este punto, decidimos visitar las "Apreturas del Almonte", pero al desconocer el sendero que da acceso al lugar el itinerario de ida resultó algo aventurero campo a través, pero mereció la pena hasta llegar a la también denominada "Portilla del Almonte". En realidad es un desfiladero o fractura en el anticlinal Almonte-Navezuelas, compuesto pro cuarcitas armoricanas, de extremada dureza, por donde el río Almonte discurre para ir a verter sus aguas en el Tajo.
Llegados al pueblo, después de casi cinco horas y media de ruta y el gran esfuerzo de la subida, había pocas ganas de visitar el Castillo, ubicado en el punto más alto de la población, pero merecía la pena un último esfuerzo por las vistas espectaculares. Parece ser, que la primera fortificación que hubo aquí fue árabe, construyéndose más tarde el Castillo por los cristianos, habiendo estado encargada su defensa, primero a los Caballeros de Trujillo y, más tarde, a la Orden de Calatrava. Quedan del mismo las dos torres, completamente vacías en su interior. Dentro de la fortificación hay instalada una plataforma a modo de observatorio que permite contemplar todo el entorno con facilidad.
En el siguiente enlace podéis ver fotos de la ruta, pincha aquí.
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